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La pandemia de coronavirus ha interrumpido la vida cotidiana, ha aislado a personas de sus amigos y familiares y ha provocado una crisis económica.
Además de todo eso, también ha afectado la salud física y mental de las personas. Una encuesta global realizada a principios de este año confirma lo que muchos ya han experimentado de primera mano: el virus y los bloqueos resultantes llevaron a cambios dramáticos en los comportamientos de salud, con personas de todo el mundo reduciendo la actividad física y comiendo más comida chatarra. También ha empeorado la ansiedad y ha interrumpido el sueño.
Y aquellos que son obesos, que ya enfrentan mayores riesgos para la salud, pueden haber sido los que peor lo hayan hecho, encontraron los investigadores. Si bien tendían a experimentar mejoras en algunos aspectos de sus dietas, también eran los más propensos a informar que tenían problemas con su peso y salud mental.
El estudio, realizado por investigadores del Centro de Investigación Biomédica Pennington en Luisiana, encuestó a casi 8.000 adultos en todo el mundo, incluidas personas de 50 países diferentes y de todos los estados de Estados Unidos. Los investigadores encontraron que la disminución de los comportamientos saludables durante la pandemia fue bastante común independientemente de la geografía.
Descubrieron que la mayoría de las personas se volvieron más sedentarias y muchos dijeron que habían cedido a sus antojos de comida. El consumo de bebidas azucaradas y bocadillos azucarados, por ejemplo, aumentó. Aproximadamente el 27 por ciento de las personas dijeron que habían aumentado de peso después de que entraron en vigor los cierres iniciales.
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