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Las autoridades ordenaron a 250 personas que asistieron a la boda que se pusieran en cuarentena hasta que se hicieran la prueba. Dado que unos 30 de ellos eran estudiantes locales, las escuelas han estado cerradas durante dos semanas. A las 10 p.m. se impuso el toque de queda en cafés, pubs y salas de juego, y los gimnasios y otras instalaciones deportivas deben cerrar dos horas antes de lo habitual. Los parques y museos de la ciudad cerraron indefinidamente y las conferencias se pospusieron. Las máscaras se hicieron obligatorias en todas las áreas interiores o públicas.
Se les pidió a los invitados a la boda que contactaran con sus médicos y con las autoridades de emergencia del virus de la ciudad hasta que pudieran hacerse la prueba.
El alcalde Nicolò Nicolosi les dijo a los 11.000 residentes de Corleone en un video en Facebook el viernes que deben tratar de vivir sus vidas “lo más normalmente posible”, mientras actúan de manera responsable. “Corleone no es una zona roja”, les aseguró, utilizando el término que los funcionarios italianos habían dado a las zonas más afectadas al comienzo de la crisis en febrero.
Al reconocer que la economía de Corleone ya estaba sufriendo por la pandemia, Nicolosi dijo que trataría de limitar los cierres tanto como fuera posible sin dejar de “tomar todas las precauciones necesarias para contener el virus”.
La ciudad, a menos de 40 kilómetros al sur de la capital siciliana, Palermo, se hizo famosa por ser la ciudad natal de algunos de los miembros más destacados del clan Corleonesi, que en la década de 1980 terminó dominando la mafia o Cosa Nostra.
Corleone también ganó notoriedad a través de los libros “El padrino” de Mario Puzo, cuyos protagonistas eran de la ciudad y los llevaban por nombre, y luego a través de la trilogía cinematográfica de Francis Ford Coppola. La primera de las tres, que ganó el Oscar a la mejor película en 1973, comenzó con una boda en Nueva York y luego mostró una segunda boda ambientada en Corleone.
Aunque a Italia le ha ido mejor que a España y Francia en la contención de casos después de una flexibilización generalizada de las reglas de distanciamiento social, los funcionarios se han mostrado preocupados por un número cada vez mayor.
Los informes fueron aportados por Ian Austen, Nicholas Bogel-Burroughs, Marie Fazio, Denise Grady, Jennifer Jett, Andrea Kannapell, Sheila Kaplan, Sharon LaFraniere, Adam Liptak, Choe Sang-Hun, Mitch Smith, Apoorva Mandavilli, Bryan Pietsch, Daniel Politi, Elisabetta Povoledo, Katherine J. Wu y Mihir Zaveri.
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