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Es más fácil recordar dónde está el chocolate que dónde están los pepinos, sugiere una nueva investigación.

Los científicos holandeses organizaron un experimento en el que la gente caminaba por una habitación, guiada por flechas en el suelo. Pasaron de mesa en mesa en la que se colocaron ocho alimentos: galletas de caramelo, manzanas, chocolate, tomates, melones, cacahuetes, patatas fritas y pepinos.

Se les indicó que olieran o saborearan los alimentos y que los calificaran según su simpatía y familiaridad. Pero no se les dijo el propósito real del experimento: determinar qué tan bien podían recordar dónde estaban los alimentos en la habitación.

De las 512 personas en el experimento, la mitad hizo la prueba probando y la otra mitad oliendo la comida. Después de salir de la habitación, olieron o probaron los alimentos nuevamente en orden aleatorio y se les pidió que los ubicaran en un mapa de la habitación que acababan de atravesar.

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